Reflexiones desde el water IV
El reloj me miró con su cara chata desde la muñeca. Me recordó que el tiempo es una invención humana. Que existen niños de miradas alicaídas perdidos en un mar de desesperanza. Que al hombre lo mata el hombre y al sueño el miedo. Que existe una vena de poeta en la persona más sencilla y una musa en cada cuarto de baño. Que la fiebre uterina multiplica las masas; que lo que pienso es solamente la mitad de mi mismo.
Luego, con su aguja pequeña mirando al tres y la grande al doce, me guiñó el segundero y me dijo: también sos latino, pendejo.
Luego, con su aguja pequeña mirando al tres y la grande al doce, me guiñó el segundero y me dijo: también sos latino, pendejo.
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